La verdad es que si das una vuelta por los medios de comunicación y portales especializados en el mundo inmobiliario buscando información sobre proyecciones y tendencias en el mercado inmobiliario en Chile para 2024, hay opiniones para todos los gustos.
Desde algunas publicaciones que te hacen pensar que el autor vive en Narnia por el optimismo desbordante y casi irreal que plantea o, por el otro lado, profundos análisis que parecen describir el infierno inmobiliario.
En mi opinión, después de tantos años como actor activo del mercado en mi rol de gestión de terrenos para proyectos inmobiliarios, creo que tanto un extremo como el otro son simples exageraciones, motivadas o por líneas editoriales o por el ego de algunos columnistas que buscan figuración y polémica.
Tampoco se trata de decir “nos vamos a quedar en el medio”, una forma fácil de no decir nada, para luego optar por el escenario ganador, pero lo cierto es que teniendo en cuenta los escenarios posibles en la marcha económica de la economía en Chile, que es la gran aguja que mueve nuestro mercado, hay más motivos para el optimismo que para la derrota.
La vida, la naturaleza y todo el universo se rige por ciclos; ciclos de crecimiento y decrecimiento. Ciclos de bonanza y ciclos de vacas flacas. Siempre ha sido así y la economía y el mercado inmobiliario no son la excepción. Bien lo describe Mollie Beattie en su frase: “La economía y el medio ambiente son lo mismo». Es la regla de la naturaleza.
También es cierto que al igual en la naturaleza, después del ciclo negativo, el positivo irrumpe con gran fuerza, lo que traducido a la economía y mercados nos dice que quienes se anticipan al comienzo del cambio de ciclo, son los que mejores beneficios obtienen, ya que planificaron y trabajaron con antelación, asegurando las mejores posibilidades de participación cuando los mercados vuelvan a estar con alta demanda y la oferta disminuya.
En el reciente análisis que publicamos sobre Tendencias Inmobiliarias Chile 2024, vemos que como todos los mercados e industrias, estamos viviendo un periodo de transformación enorme, provocado por supuesto por la irrupción de la Inteligencia Artificial, sus derivados y otras múltiples herramientas tecnológicas que van a cambiar la forma en que se hacen las cosas y se gestionan procesos, como también la evolución del mercado inmobiliario, en línea y sintonía con el mercado global post pandemia.
Nuevos conceptos que se incorporan a nuestro vocabulario y a la forma en que se planifican nuevos proyectos; tales como “sostenibilidad” “teletrabajo” “diversificación” en cuanto al tipo de propiedades y mercados para la inversión, son elementos que determinan el horizonte.
Ahora bien, si nos enfocamos directamente en el mercado como unidad económica y, tal como decía antes con la situación país como brújula, lo cierto es que aún no se ha pasado totalmente la tormenta que comenzó en 2019 con el estallido social, para seguir con la pandemia, los plebiscitos, la inestabilidad y la inflación, por mencionar algunos factores, pero comienza a vislumbrarse una tendencia que apunta a una vuelta a la normalidad, una normalidad que quizás no será como la que conocíamos, pero que nos debe obligar a buscar y construir nuevas oportunidades.
Como industria, somos uno de los grandes pilares de la economía, por lo que también depende de nosotros el resultado de este 2024. Apostar por la reactivación, promover el dinamismo y demostrar actividad es el mejor antídoto para la abulia y la paralización, como un potente indicador que genere confianza en otros actores como la banca, los inversionistas y claro, el gobierno.
En mi opinión, estamos en un punto de inflexión, en el que quienes comiencen a generar movimiento serán los grandes ganadores de la reactivación. Los que no apuesten o no se pongan en movimiento, desaparecerán como los grandes dinosaurios. El mundo cambia, los mercados cambian, las tendencias cambian. Hay que anticiparse y no quedarse atrás.
Vamos que se puede es la consigna para este 2024, vamos que se puede. Con ganas y esfuerzo pongamos en marcha nuestra máquina, nuestra industria y a nuestra gente.
Roberto Baquedano.